top of page

Por amor a la vida: Yo elijo cuidar lo que leo


Dicen que México es un país que lee poco. Se basan en las compras de libros, y clasifican el tipo de lectura por los más vendidos. Hasta donde me quedé, a nuestro país le gustan las novelas, libros de texto para su etapa escolar y libros de autoayuda.

Pero hay otras fuentes con las que la gente cumple "el requisito" de leer, un ejemplo son los diarios, los periódicos y revistas. ¿Qué consumimos en este país?

La semana pasada leía en Facebook una discusión sobre la muerte de otro periodista mexicano. Una propuesta de eliminar la nota roja de los diarios fue el inicio de otra acalorada discusión de la red social. Me sorprendí cuando leí comentarios que defendían la nota roja diciendo que debemos estar informados.La nota roja no es informativa, es sensacionalista con contenido de violencia explícita. Su función es mantener el morbo y no invita de ningún modo a la reflexión, es más bien tendenciosa. No todos son periodistas ni escritores. También ocurre con los libros, no todo es literatura. Muchos autores buscan romper records de ventas, pero quienes escriben no tienen formación literaria. He entrado a librerías y veo libros escritos por conductores de programas de TV, conductores de radio. Gente que nunca había visto en mi vida y da consejos de cómo logró el éxito, o como fundó un negocio.

¿Hay algún problema con eso? ¿Basta con tener lectores en el país o es necesario elegir autores con formación académica en literatura o periodismo? Cuando abrimos un ejemplar de libros con autores que cuentan historias de sus vidas y procuran revelarnos secretos para conseguir el éxito, es notable que sus recursos literarios son pobres, que el vocabulario es pobre, que las ideas no están bien desarrolladas, que el contenido no invita a reflexionar ni recrea imágenes artísticas. Porque el objetivo no es adentrarnos en las artes, sino mantener entusiasmo mientras seguimos la lectura. Hay un exceso de palabras “motivadoras”, pero no análisis de la situación ni ofrece una verdadera propuesta de trabajo para obtener resultados positivos.

Encontramos recetas, que no incluye una razón para agregar sus ingredientes salvo que quedarán bonitos. Una vez más, como en la comida chatarra, nos presentan un producto atractivo, pero no sustancioso. Y a través de los años podrían causar un efecto dañino más que positivo.

Hasta ahora en mi panorama, veo una sociedad con lenguaje pobre, mensajes de texto con palabras mal abreviadas o inventadas por la moda de una novela de autor “revolucionario” que incluye lenguaje obsceno o con doble mensaje. Por la inmediatez de la época, también veo trabajos escolares exprés, de copia y pega sin razonar si es un trabajo digno o no.

Un lenguaje pobre o mal empleado no sería grave si no fuera porque lo necesitamos para comunicarnos. Pero ahora se hace más difícil cuando quienes apreciamos el lenguaje no entendemos lo que los jóvenes y niños nos quieren expresar. Ahora pareciera que hablan en clave es cool, los emoticonos sustituyen palabras y las brechas se hacen cada vez más grandes, obstaculizando relaciones saludables.

Carecer de una herramienta básica como es el lenguaje, y nuestro rico vocabulario español, evita que nuestra comunicación sea efectiva, y sin comunicación efectiva, no hay comprensión. No sabemos dialogar, no sabemos negociar, no sabemos resolver ni llegar a acuerdos. Esa es mi real preocupación, y por la que invito a hacer un esfuerzo por conocer la verdadera literatura.

Ahora cada vez que deseo leer un libro nuevo me ayudo con las nominaciones a premios nobel, que aunque haya inconformismo en esta celebración, guían mucho para elegir autores de calidad literaria. En lo personal al principio, cuando decidí cuidar lo que consumo en lecturas, tuve que mantener a mi lado un diccionario. No fue fácil, pero estoy convencida que una relación saludable inicia con una buena comunicación. Y no hay mejor forma de mejorar nuestra comunicación que conociendo nuestro idioma, y aprender a seleccionar palabras que comuniquen el mensaje que queremos dar.

Podríamos fijarnos una meta este año que recién comenzó. Aumentar nuestro tiempo de lectura eligiendo libros con un lenguaje rico, estético, y que comunique ideas constructivas. Necesitamos lectores selectivos, y aumentar gradualmente la riqueza de nuestro vocabulario para que nuestro lenguaje cree verdaderos puentes de comunicación

Por amor a la vida, yo elijo cuidar lo que leo.


Comments


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
bottom of page