Por amor a la vida: Digo NO a la comida chatarra

Recientemente la organización El poder del consumidor hizo una premiación a las marcas de alimentos procesados con más mensajes dirigidos a niños. Apenas el día 15 de este mes se recordó que el número de cáncer en niños sigue incrementando.

Estos datos me hicieron recordar un programa de televisión que se llamaba Pensar México. El conductor Andrés Roemer contaba que en países donde no se consumía el café, implementaron una estrategia las marcas que venden esta bebida.

Pensaron en cómo introducir al mercado el gusto por éste sabor. Así que lo hicieron a través de los niños, fabricando y comercializando dulces de café. Así, desde la infancia empezaron a acostumbrar al paladar y a medida que los niños crecían, las marcar incluyeron en el marketing anuncios que evocaran el café y los recuerdos de infancia, y poco a poco la bebida se fue introduciendo en el mercado de éstos países que no conocían o no acostumbraban la bebida en su día a día.

Me quedó muy claro por qué las marcas están tan interesadas en dirigirse a los niños con sus diferentes productos. Retomando el tema de premiación con la que inicié esta entrada de blog, las categorías por las que fueron clasificadas las marcas y sus anuncios fueron entre otras:- El producto más radioactivo- La celebridad más chatarra- Gato por liebre Solo por las categorías ya nos imaginamos de qué tratan. El conflicto entre los organismos que defienden la salud en México y las empresas que fabrican y comercializan chatarra, es que los mensajes que envían las marcas con sus productos son confusos o son engañosos. Los hacen pasar como “necesarios” para el desarrollo de los niños cuando en realidad los están afectando gravemente en su salud física. Los altos índices de enfermedades no transmisibles en niños dan prueba de esta afirmación.

El problema que El poder del consumidor está desenmascarando es que estos productos llamados cahatarra, tienen un alto contenido en sustancias tóxicas. Los ingredientes son artificiales. El contenido de azúcar y sodio rebasa lo permitido por la OMS, y su consumo regular afecta los sistemas y el desarrollo sano de los niños. Las marcas se han preocupado por el sabor, y han creado decenas de combinaciones “locas” para hacer atractivo el producto y lo consiguen. Los colores, los sabores, los aromas, son muy deseables para los niños, y si el anuncio va acompañado de personajes de sus series favoritas, hace que el deseo por tenerlo crezca.

Los noticiarios hablan de los problemas por desabasto en medicamentos para hospitales infantiles. Pero no solo el desabasto es el problema, es nuestra dieta, nuestros hábitos y hasta nuestra ignorancia en temas de nutrición.

La comida chatarra está hecha para satisfacer un placer momentáneamente y no aporta nutrientes al cuerpo, solo toxinas. Así el cuerpo se va quedando en números rojos en nuestro banco nutricional y aumentando una deuda aceleradamente cuando consumimos basura. Por supuesto los síntomas no son notables el primer día de su consumo. Se nota tras el consumo diario, por periodos prolongados.

La infancia necesita una extensa variedad de alimentos que garanticen su desarrollo físico y mental. Si no aportamos los nutrientes necesarios a través de una dieta sana, las consecuencias… ya las conocemos.

Los nutrientes que el cuerpo recibe y absorbe mejor son aquellos que se obtienen a través de alimentos naturales: frutas, verduras, lácteos, hongos, vegetales, cereales (no de caja). La vida moderna ha hecho de nosotros una sociedad holgazana, que todo quiere instantáneamente, ahorrar tiempo de preparación.

Una vez un hombre me dijo: La gente busca comida rápida, el problema es que también encontrará una muerte rápida.

No se equivocaba.

Tomará tiempo preparar los alimentos en casa, ir a comprarlos, seleccionar el platillo de hoy, pero los resultados serán positivos. Niños saludables, con un crecimiento adecuado, con un intelecto saludable, con energía para hacer deportes. Necesitamos recuperar el terreno de la salud de nuestro país a través de la dieta sana.

Por amor a la vida, yo digo No a la comida chatarra.